Amontonamientos, 1991.
Amontonamientos significa la aprehensión de todos los honores de la memoria: es un recorrido desencarnado por los recuerdos que permiten vivir al ser humano. Y este recorrido se convierte en acto celebratorio: desde la recurrencia casi insistente del mar, hasta la desesperación de una medianoche urbana llena de desconsuelo. No obstante, el raciocinio no se deja vencer por las veleidades sublimes del corazón: es cierto que hay momentos en que el texto transcurre dentro de los límites afectivos-sentimentales, pero siempre hay un elemento predominante que lo sitúa en equilibrio.
Es justo transformar la lectura
de Amontonamientos , pese a los altibajos propios de todo
libro, en una doble conjunción de puntos sobresalientes: amén de la utilización
de un lenguaje sin visos de exhibicionismo, la lectura atrapa por la vía de la
coherencia. Y estas dos cualidades, son difíciles de encontrar en un poeta
joven. Este libro es el péndulo que vive en el mar y en la presencia amorosa de
un sol urbano: fusión de realidades que intervienen en la creación de un nuevo
mundo: el poeta y sus metáforas de arena y fuego: palabras que se engrandecen
con su nueva vida.
Francisco Magaña
Pueblo Nuevo de San Isidro Labrador
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