Sólo nos queda tu
nombre
Nunca supe de dónde
llegaban las luciérnagas
acarreando
migajas de astros hasta el infinito de tus manos
Tampoco imaginé
que tus dedos diminutos
breves como el
instante de la muerte
jugaran a
encarcelar su luz
a privarla de
los mudables círculos de su libertad madura
de su resplandor
de buganvilia
Pero es que
éramos ingenuos en aquel tiempo
éramos inocentes
ante la oscuridad
ante los velados
murales de la selva en que nos repetíamos a diario
Tu frente
errátil
perdida en el
asombro de mis ojos
Tu rostro
iluminado tibio
era semejante al
rostro de los ángeles
*
El día que
moriste
bastó a mi madre
un solo grito
para acabar con
el silencio posible a los oídos del mundo
Hubo de pronto
una fisura
un
resquebrajamiento en las miradas y todos
encanecimos
todos amanecimos
con un enigma humedeciéndonos los labios
todos de esa
mañana en adelante despertamos incompletos
A veces pienso
que los sueños son recuerdos
pero ese día no
hubo recuerdos para olvidar tu muerte
los sueños
fueron buscando su propia imagen
por los
resbaladizos caminos de la nada
y nos dejaste
solamente con tu nombre Jocaveth
solos con el
mineral sosegado de tu nombre
*
Amanecemos
no sé por qué
historias separados
Un proyectil de
luz redime las plazas
como a una
sepultura intacta
La calle detiene
en su palma
todo el
escándalo posible para arrullar el mundo
la calle y su
llaga incurable de asfalto
donde alguien
grita mi nombre
como si yo acabara
de morir
*
Hoy el mineral
te nombra
pronuncia tu
gravedad
se enciende al
golpe de tu huella
Hoy es el día en
que el mineral
se asoma y
recoge tu nombre
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