Cuerpo de ciudad fundada en la nostalgia
La noche era una estación de
figuras congregadas
un visaje en las mallas cerradas
del acahual
El destino reúne las cosas
-lo sabemos madre-
y el hombre las divorcia
Los firmamentos se marchan
se aleja su voz liviana de
navajas
sus antorchas vidriosas en la
improbable costa del amor
su aguacero de diamantes
milagrosos
sus endechas fantasmales
El silencio se atraganta de
vientos
de árboles flotantes
de plumas serenas esgrimiendo
colosos invisibles
Lo intemporal del júbilo se mide
en júbilos
en estrellas se cuenta el asombro
La noche era una providencia de
cuerpos extasiados
oquedad arcillosa hurgada por
nuestras risas
roída por la fiebre eufórica del
placer
que producían no sólo los
timbales
sino la palpitación ciega de una
sangre
cuyo tránsito detenía los
instantes de las sombras
en que adivinábamos el tiempo
En los relojes inequívocos de la
selva giraban las horas
con su fábrica de cánticos
secretos
anunciando las hebras sedosas del
día
tendidas sobre un repasto de
neblina
Apaciguada por una lluvia
luminosa y prehistórica
cruza la memoria arrasando
visión tras visión
suceso tras suceso
temor tras temor
(Los remordimientos son la espina dorsal de la memoria)
Como en una fotografía de la
infancia
aquí la vida se aquieta
a susurros el viento ensambla
leyendas
y la luz no pasa de ser una
evidencia mansa
impresa en cercos minuciosos
Hemos muerto a diario con
nuestros hermanos
contigo Xicarú inocente de la muerte misma
pecadora purísima
Querubín maternal de las más
dulces pasiones
Riela el sol en una hoja
invisible
en un hoja ausente nos ofrece a
ternuras
su panetela
sus mazapanes
sus viandas de sombras
advenedizas
Van miles de manos bulliciosas
a despertar estelas en la piedra
a desbordarse en una celebración
dispersa y permanente
Aparecen espíritus estáticos
lenguas que lamen himnos de agua
Ojos de animales que son dioses
y que miran la esfera saciada del
tiempo
rodar sobre el acontecer de las
negruras y las claridades
y unos pies que detienen la
distancia en sus plantas
como afirmando que también la
distancia es líquida
y que fluye si damos un paso
y que podemos ahogarnos en ella
si corremos
Morir. ¿Cómo
será morirse? Anoche soñé que moría, que mi madre me empujaba sobre astillas de
vidrio; una de ellas atravesó mi espalda por el lado del corazón; tronó la piel al ser traspasada.
Entonces me despertó el aguacero contra
el tejado de asbesto de mi cuarto. Todo mi cuerpo estaba frío y tenía
las manos entrelazadas sobre el
pecho. Entonces supe la vida.
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