Amontonamientos
eran una lágrima temblorosa a punto
de romperse
al borde de violar su encanto
su pronunciamiento virgen
viniendo desde el arraigo de la sal
hasta la pupila de albatros
fosilizados
en la piedra áspera del cielo
y perseguías todas las playas del
mundo
y asediabas cada puerto para
ocultarlo
para apretar con el salitre
acumulado
la herrumbre de los barcos en su
residencia inamovible y subterránea
y tu quejido de ballena nos mojaba los ojos
construyendo en tus ojos horizontes
de neón
sacude en tu cuerpo su terciopelo
de molusco abandonado
y se amontona en tus manos como un rito
como un asesinato urgente
y desde allí vienen las almas de
los ahogados
a reclamar sus cuerpos
hay un cirio de
horas derritiéndose
y un gravitar de
rostros inconclusos
Las voces no son
más una estadía
son aceros que
arremeten ahuecando el silencio
Un golpeteo
desmesurado de tacones
sobre la vencida
espalda de concreto
semejantes a murciélagos que
cuelgan
de esas grutas resbalosamente
frías
y el tiempo quejándose en su
imposible tránsito nos mira
que me atraganté de palabras y ya
no pude respirar
que era necesario un alarido un desgarrador grito
que debí asesinar al silencio en
defensa propia
a
gota
cae
la
noche
deslavada de sol
Todo acontece en
torno a este instante
en que nos
borramos el rostro
en que la
oscuridad se traga las manos
y las miradas
mutila
En los ojos
resuena el insomnio cual abismo de caracol
Es la hora en
que el tacto se pronuncia
se erige luz
se escurre
sombra
y los labios
mudan de piel
dejando sólo
huellas
Monotonía de los actos
como tu sexo a
la hora del orgasmo
Eso de la
premura de tocarnos acaso
Eso de cincelar
a medias la agrietada epidermis de las horas
las paredes del
silencio que no rompemos nunca
Esta fatiga de
adivinar en qué lúgubre esquina
saldrán tus
memorias a embestirme
Siempre esta
ciudad tan cercana a mi piel
me recuerda el
musical ajetreo de tus muslos
Abrimos al
unísono el infierno y nuestras bocas
con la misma
devoción de los suicidas
de los
sentenciados a causa de una herejía
que bien pudo
ser el amor
y tu voz
buscando el Hades para desfigurar su fisonomía hueca
y su plural
comunión con los cuerpos
Estos versos que
engendramos iban a asediarnos
con su procesión
infinita de vocablos
con su letanía
de símbolos inconclusos
de sentimientos
absurdos
Estarían allí
encaneciéndonos
estarían allí lo
supimos y sin embargo
nos tocamos como
dos adolescentes
Nos tomamos y no
era sólo el amor
Era la urgencia
de sentirnos ciertos
de tantear la
vida y su grito moribundo
su inexorable
eco deshaciéndose a lo lejos
marchando con un
adiós de a pañuelos grises
del destierro
que les aguarda a los amantes
de la vividísima
soledad en que terminan
Bien sabías que
este poema
iba a contemplar tu desnudez tras el espejo
tus ojos
buscando el indicio de mis dedos
y las arrugas de
tu rostro extrañando la frecuente aparición
de mis
demonios de mis arcángeles
que dejarían tus
muslos en mis palmas
y del tenue
sonido de tus huellas en un pasillo sin retorno
y al hacerlo
nacía un sacramento
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